En estos días me he estado planteando muchísimas cosas. Quizá huir de los problemas no sea la mejor de las soluciones, pero puede ser una.
En esos momentos de impotencia donde todo te agobia, donde la moral está por los suelos y los que te deberían dar consejo lo único que hacen es hundirte más tomas decisiones importantes.
Yo ya he estado meditando, y en varios meses empezaré un cambio radical de mi vida.
Hace unos meses me había planteado hacer un año de carrera fuera de España con las becas Erasmus.
Ahora mis planes son otros. Este año nos iremos dos amigas y yo al sur de España. A la bonita Granada a vivir todo el año, si las cosas salen bien. Y al año siguiente toca la beca Erasmus.
Llega un momento en que tenemos que volar del nido para hacer una vida distinta.
Después de una mala racha, de solo tener desgracias, de personas que se dedican únicamente a sacarme de mis casillas me he planteado esta solución. Ya no solo por no aguantar y dejar todo esto atrás, sino por mi salud mental.
Necesito nuevos aires, nuevas metas, nuevos planes que me hagan mantener la ilusión por seguir con todo esto que siento estar perdiendo.
Quizá muchos piensen que es una perreta de niña pero no lo es.
Necesito renovarme, conocer mis límites y mi valía y aprender a vivir sola, con mis medios. Madurar lo poco que me falta para sentirme como una verdadera adulta.
He decidido ser egoísta y pensar en mí misma. Ya me cansé de pensar en los demás y ser siempre la última en mis pensamientos. Ya me cansé de dar siempre sin nada a cambio. De ayudar a la gente antes de pensar en mí.
Nuevos aires que me renueven y me limpien todos los malos pensamientos que tengo dentro y sacar todo lo malo.
Quizá luego vengan más problemas, o quizá no. Nunca se sabe. Es lo bonito del riesgo.