Llevo unos días, demasiados, sin pasarme por aquí. Últimamente tengo el blog un poco abandonado, pero sé que me comprendéis y no me juzgáis por hacerlo.A partir de hoy intentaré pasarme más a menudo, me obligaré a hacerlo porque también lo necesito.
Estoy atravesando una temporada bastante dura. Me encuentr muy inestable anímicamente, se me viene el mundo encima la mayoría de los días, estoy triste, malhumorada, pesimista, con ganas de llorar a todas horas y con ansiedad.
Son varios los motivos que me llevan a estar así y a necesitar evadirme de todo lo que me rodea, y eso he hecho estas vacaciones.
Me he regalado unos días aislada de todo lo que pueda alterarme. Me he dedicado a la mayor de mis pasiones, la lectura.
He disfrutado de los bellos paisajes de mi rinconcito, he respirado aire puro y he aprovechado cada minuto que he pasado con mi gente. Esos amigos que aunque pasen meses sin verlos siguen ahí, esos amigos de la infancia, que a día de hoy con casi 20 años que hago el martes, te hacen pensar que no ha pasado tiempo sin veros, esos amigos que te apoyan incondicionalmente, amigos de verdad.
Y esto me ha llevado a varias reflexiones sobre mi vida. A una semana de mis 20 años me he parado a pensar lo que supone cumplirlos.
Supone una mayor responsabilidad, supone una mayor madurez a la hora de enfrentar las cosas, ya soy una persona totalmente adulta y consciente del mundo que me rodea.
Quizás yo a mis 19 años ya tenía asumidos todos estos cargos propios de personas adultas y maduras, incluso a los 18 ya era totalmente consciente de lo que suponía una mayoría de edad y lo que podía pasar si la gestionaba de manera equivocada.
Sí que es verdad que desde temprana edad he manifestado más madurez que muchos de mis amigos, y yo era consciente de ello. Nunca fui de las que echaban balones fuera a la hora de afrontar un castigo y siempre hice verles a aquellos que me rodeaban las consecuencias de sus actos, así como a reflexionar sobre la vida.
Y hoy con mi vuelta a la rutina he comprobado que muy poca gente es consciente del mundo que le rodea y en que vive. Que sigue creyendo tener 16 años y vive sin responsabilidades ni consciencia de lo que hace, ni de las consecuencias que puede tener.
Espero que esto cambie pronto, porque no es precisamente el ejemplo que necesitan las nuevas generaciones. Ya están bastante desencantadas con el mundo que les rodea y carecen de interés por las cosas.
