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lunes, 26 de septiembre de 2011

Sensación extraña.

No sé si será septiembre que trae consigo un cambio de estación.
Así como dicen que "la primavera la sangre altera" el otoño, pienso, nos hace estar cansados.
No sé si será equinoccio de septiembre o el comienzo de las clases y la adaptación a la rutina y todo lo que ello conlleva.
No sé qué será. Sólo sé que me siento extraña. Cansada, sin ganas de nada... quizá sean los años que me hacen saber qué es lo verdaderamente importante y me hacen quedarme en casa y estudiar.
Y es que septiembre ha empezado con un ritmo frenético. Allá por el 9 de septiembre me tocó recibir a los nuevos alumnos de la facultad y darles la bienvenida. El día 12 empezamos las clases y desde entonces mi rutina se reduce a clase, clase, clase, ir para casa dormir y volver a clase. Así todos los días.
A veces siento que no tienen demasiadas horas los días para hacer todos los trabajos. Y es que entrar a las 9 y salir a las 6 de la tarde, llegar a casa a las 7 de la tarde y ponerte a hacer deberes y pasar apuntes a limpio no es que sea muy llevadero.
Será el cansancio de no estar acostumbrada a la rutina que con lo que conlleva el otoño se me viene encima.
Esto repercute además en las relaciones que tengo con la gente. Me notan extraña y piensan que es porque tengo alguna cosa en contra de ellos. Pero no es así. No es con ellos, es conmigo y me cuesta hacérselo ver.
Espero que poco a poco esto vaya cambiando, porque la verdad que no me siento a gusto conmigo misma.

jueves, 1 de septiembre de 2011

¿Antiguo o moderno?

Estamos en pleno siglo XXI, y muchas personas hablan como si estuviesen en siglos pasados.
Presumen vivir en una era moderna cuando ellos mismos son anticuados y viven en la antigüedad.
Una persona no puede considerarse contemporánea a la época cuando su actitud es machista, cuando juzgan las vestimentas de la gente, cuando llaman raros a los distintos, cuando la ropa les parece atrevida.
Está claro que a muchos les tocó vivir una época difícil, donde todo eran prohibiciones, donde el dinero era escaso, vivieron una guerra y una posguerra.
No les podemos juzgar por tener eso en la memoria y vivir con ello para siempre, fueron momentos terribles. Pero es necesario evolucionar y cambiar con el tiempo.
No puedes vivir toda la vida estancado en una época en la que, al fin y al cabo, sólo trajo desgracias para aquellos que la vivieron. Muchos quedaron huérfanos, otros perdieron hijos, hermanos, abuelos u otros familiares.
Es necesario un cambio.
Está claro que no a todo el mundo le gustan las mismas cosas, ni se visten igual ni comparten las mismas inquietudes.
Pero hay actitudes que no van con el tiempo. Las propias mujeres siguen sintiendo a los hombres superiores en la época en que vivimos. No podemos exigir igualdad cuando ni siquiera existe unanimidad en el género femenino.
Muchas mujeres se dejaron la piel en tiempos difíciles por conseguir el lugar que las mujeres nos merecemos en la sociedad.
Por supuesto que se ha mejorado mucho y la evolución ha sido tremenda. Antes éramos consideradas analfabetas sólo por ser mujeres, y ahora optamos a puestos importantes relevantes en la sociedad, pero aún así es necesario cambiar la conciencia popular.
Es esto y en muchas cosas. Luchemos por la evolución y el cambio.

Primera impresión.

Todos en nuestra vida hemos cometido, al menos una vez, el error de prejuzgar a las personas.
Sin conocer su personalidad nos hemos atrevido a calificar a una persona de estirada por vestir bien, de porreta por llevar rastas o de freak por vestir distinto.
Quizá los jóvenes cometamos menos veces ese error, pero sobre todo la gente adulta suele tener miedo a lo distinto por no haberlo visto en su tiempo.
Yo he cometido el error de juzgar a una persona de estirada por fumar con una boquilla de plástico y por verla que vestía bien.
Y sí, tiene mucho dinero, pero es la persona más humilde que he conocido en mi vida. Es inteligente, culta, le gusta saber de todo y compartirlo con los demás.
Quizá su afán por gustar a la gente le ha llevado a hacer cosas que debería haber hecho, pero no la culpo. Las personas cometen siempre ese error para hacerse ver superiores a los demás.
Ya lo dicen, "errar es de humanos".
A mí me gusta aprender, y creo que puedo aprender más de una persona humilde, de barrio, que no vista tan bien como a nuestros padres les gustaría, que de una persona de a pie, que siga "la moda" y los gustos de la sociedad.
Siempre pensé que lo alternativo, lo que no sigue todo el mundo es lo mejor, y creo que lo seguiré pensando. Al fin y al cabo siempre me ha dado más satisfacciones.
No me gusta hablar de lo que habla todo el mundo, música, fútbol, ropa... a mí me gusta aprender en cada segundo de vida que consumo.
Prefiero hablar de poesía, de viajes y culturas distintas a la nuestra, de libros, de filosofía o de cine. Quizá no aparente ser ese tipo de persona, lo sé. Pero soy así y no me gusta que me juzguen sólo por la fachada.
Visto como visto porque me gusta, y espero que descubran la sensibilidad con la que percibo las cosas, el interés que pongo en aprender a cada segundo y compartirlo con gente que le interesen las cosas que a mí me interesen