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lunes, 21 de enero de 2013

Efímero.

Efímero es el adjetivo calificativo que aplicaría a mi paso por la Universidad.
Ya son tres años los que llevo en mi aventura universitaria y solo me queda uno (si todo sale bien) para graduarme.
Es increíble la rapidez con la que pasa el tiempo. Hace nada estaba muerta de miedo por mis primeros exámenes universitarios y ahora que afronto mi tercer enero los nervios se ven reducidos.
Mi paso podría asemejarse, ya que estoy en proyecto de ser una buena filóloga y especialista en lingüística y literatura, a una tragedia. Un montón de sucesos y acciones que se desarrollan en tan solo 24 horas. Y eso es lo que me ha pasado. Han sido miles de cosas vividas y parece que fue ayer cuando entré en mi primera clase y llegué a la facultad. Me perdía por los pasillos buscando las clases y copiaba miles de apuntes sin saber escoger lo verdaderamente importante.
Y me entra la nostalgia al pensar todo esto.
Ahora soy yo  la que ayudo a los de primero a descifrar horarios y encontrar clases. La que calma los ánimos de los benjamines mientras yo lo vivo con naturalidad.
Efímero, breve, fugaz, perecedero... ha sido tanto y la sensación de paso del tiempo es mínima.
Supongo que es porque pesa más lo bueno que lo malo y cuando estás bien el tiempo vuela. No puedo decir que todo haya sido perfecto, porque mis malos momentos pasé. Pero soy de esas personas optimistas que piensan que para arruinar un buen recuerdo hacen falta miles de malos momentos. Y como todo lo malo lo olvido... pues solo me queda decir que soy feliz. Que estudio lo que me gusta y que nadie puede romper la ilusión.
Decía Charles Chaplin: "La vida es una obra de teatro que no permite ensayos... por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida antes que el telón baje".
Disfrutar de lo bueno y aprender de lo malo como filosofía de vida.

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