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jueves, 9 de septiembre de 2010

Las cosas buenas...

Hay una canción que dice: “(…)agradezco al tiempo que me ha demostrado que las cosas buenas llegan en cualquier momento(…)”

Y así es. Cada día la vida me sorprende regalándome momentos maravillosos con gente que merece la pena.

Nunca llegaría a pensar que personas que conocí como quien dice hace tres días iban a convertirse en gente tan especial para mí.

Son amigos míos ya, a pesar de los pocos momentos que hemos vivido. Sin apenas conocerles sentí la confianza necesaria para pedirles consejo en temas difíciles y poco agradables y ellos sin pedir nada a cambio me ayudaron en todo lo que pudieron. Me regalaron su confianza, me dedicaron la mejor de sus sonrisas y me dieron el abrazo más sentido y sincero en cada momento que lo necesité sin apenas haber pasado tiempo desde la primera vez que los vi.

Gente como esta, que valora la amistad, la confianza y la sinceridad por encima de cualquier materialismo, que sabes que va a estar ahí, igual que tú para ellos por supuesto, es la que de verdad hace a uno sentir la alegría de vivir. La que te enseña a ser mejor persona cada día, la que te hace sonreír cuando piensas en ellos… y eso es lo que de verdad merece la pena.

Esta es la razón por la que merece la pena vivir y por la que saco una sonrisa en los m omentos difíciles, porque los tengo a ellos. A los nuevos amigos que me trae el verano, a las amistades que ya tenía hechas anteriormente. ¿Cómo olvidarme de mis niñas? Las que han estado ahí desde los 3 años y las que seguirán estando, y mi niña, mi alma gemela, mi mitad, la que sólo lleva conmigo 2 años pero que me ha desmostrado tanto como si llevásemos una vida juntas.

No me puedo quejar. Podría decirse que soy afortunada de estar rodeada de gente tan buena.

Os quiero.

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